Sobre estas fechas mucha gente se plantea hacer propósito de enmienda e iniciar modificaciones en sus conductas o actitudes, habitualmente girando en torno a nuestra salud o relación con los demás. Vemos así como muchos gimnasios se llenan de nuevos socios, por los parques aparecen nuevos corredores, y a su vez muchas personas se ponen retos como dejar de fumar o perder peso a través de dietas, a veces imposibles de cumplir.
Es cierto que distintos estudios y teorías afirman que fechas concretas o cambios en el contexto, como por ejemplo irse a vivir a otra ciudad o cambiar de trabajo, ayudan a abandonar hábitos. Lamentablemente la realidad es que a veces nos proponemos demasiado y “fracasamos en el intento”, aunque el fracaso podría ser concebido como un valioso proceso de aprendizaje de cómo algunos métodos no son los adecuados para alcanzar ciertas metas.
Una de las grandes contradicciones podría ser querer abandonar el tabaco y perder peso al mismo tiempo. Aunque es un cambio altamente beneficioso para la salud, la obesidad y el tabaquismo son dos de las pandemias más grandes que existen a nivel mundial, sería más adecuado plantearse la posibilidad de comenzar con uno, y una vez conseguido, comenzar con el siguiente. Tenemos que entender que, aunque no nos lo parezca, a nivel cerebral se producen mecanismos neurofisiológicos muy parecidos en ambas conductas, veamos:
La nicotina es una de las sustancias psicoactivas más adictivas que existen, su efecto se produce en las áreas cerebrales que forman parte del sistema de recompensa provocando que éstas liberen abundante dopamina (neurotransmisor con importante relación con el comportamiento y la cognición, la actividad motora, la motivación y la recompensa, el sueño, el humor, la atención, y el aprendizaje). A la larga la secreción de dopamina se limita si no se van consumiendo mayores dosis de nicotina o tenemos un “problema” si de repente se deja de consumir esta sustancia (abstinencia tabáquica).
Del mismo modo, al comer alimentos apetecibles o tener sexo, nuestro organismo “gratifica” estos comportamientos necesarios para la vida con sensaciones agradables, y su consecuente emisión de dopamina, entrando en un sistema de recompensa cerebral, que puede volverse “adictivo” al no tener otros recursos para gestionar la angustia o frustración del día a día. Sería algo parecido a darnos un chute de placer, con la más que probable sensación de culpabilidad posterior.
En 2011 varios investigadores de la Universidad de Yale demostraron la correlación directa entre ambas dependencias1, en sus estudio se confirmaba la influencia de la nicotina en un conjunto de circuitos del sistema nervioso central (como hemos explicado más arriba), y en una zona concreta del hipotálamo, que controla la motivación para comer y que está relacionada con la obesidad, tanto en los seres humanos y en los animales. “El hipotálamo integra las señales procedentes de nuestro intestino y la grasa, diciendo al cerebro que necesitamos comer o que, por el contrario, ya tenemos suficientes calorías”. Lo que realmente hace la nicotina en el cerebro, según el estudio, es activar unos receptores específicos, que a su vez activan un pequeño conjunto de neuronas del hipotálamo, llamadas pro-opiomelanocortinas, que producen una disminución en el apetito. Por dicha razón, al suspender la nicotina, aumenta el apetito y la necesidad de ingesta de alimentos.
Ahora bien, ¿cómo puede ayudarme la acupuntura a dejar de fumar, o a regular dicho apetito e ingesta de alimentos? Ésta terapia, obtiene por un lado efectos localizados, como aumentar el flujo sanguíneo o la respuesta inmunológica, pero lo realmente interesante son sus efectos en el Sistema Nervioso Central (SNC). Mediante su uso se logra un aumento en la secreción de dopamina2,3 y, como hemos explicado anteriormente, este neurotransmisor es clave para el control del apetito y la conducta tabáquica. La inserción de agujas en los puntos acupunturales ayuda a poder controlar los efectos de la deshabituación tabáquica, o “mono”, así como el control del hambre, además en este último caso también hay otras sustancias como la leptina (hormona secretada por el tejido adiposo y que tiene una relación de feedback con el SNC), que pueden ser reguladas mediante esta milenaria técnica4. La acupuntura, es una terapia que no produce ningún tipo de adicción, como sucede con algunos fármacos que se suministran para regular adicciones, ni tiene efectos secundarios.
Como podemos observar, a veces no solamente es cuestión de voluntad, aunque ésta también sea indispensable, sino también plantearnos una buena “estrategia” para abordar nuestros problemas. Un buen cambio de hábitos, de alimentación, la realización de actividad física y la elección de terapias no convencionales, como la acupuntura o la psicoterapia, nos pueden ayudar, y mucho, a conseguir aquellas metas que, a veces, nos cuestan tanto alcanzar.
Gabriel Fustero, Enfermero Acupuntor y Terapeuta Gestalt.